Salud Animal

 

Reseña

 

La castración inmunológica de los cerdos machos: estado actual

Immunological castration of male pigs: current status

 

Roberto Basulto Baker *

 

* Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), CP 70100, Apdo. 387, Camagüey, Cuba.

Correspondencia: roberto.basulto@cigb.edu.cu

 

Recibido: Julio, 2020; Aceptado: Julio, 2020; Publicado: Agosto, 2020.


RESUMEN

Antecedentes: La ceba de los cerdos enteros tiene las desventajas del olor sexual en la carne y los problemas de bienestar por el comportamiento agresivo y la monta. La castración quirúrgica reduce estos comportamientos y facilita el manejo, incrementa el peso, mejora las cualidades de la carne y la libera de olor y sabor a verraco. Sin embargo, es una práctica polémica ya que causa heridas, dolor, estrés, somete a los animales a riesgos por infecciones, inflamaciones crónicas y complicaciones post-operatorias. Objetivo. Examinar el estado actual de la inmunocastración como alternativa viable a la castración quirúrgica de los cerdos machos.

Desarrollo: La inmunocastración es una opción segura, comercialmente factible, amigable con el bienestar animal y viable para la producción sostenible de cerdos, pues favorece la calidad de la carne, la rentabilidad económica y la protección del medio ambiente. Sin embargo, su aplicación es insuficiente, excepto en Australia, Brasil y Nueva Zelanda y predomina la castración quirúrgica en la mayoría de los países. 
Conclusiones: La inmunocastración es una tecnología relativamente reciente, su aceptación, introducción y extensión pueden generar incertidumbres y resistencia por parte de los diferentes actores de la cadena de producción porcina. Esta práctica demanda de los productores mayor disciplina tecnológica para obtener los beneficios esperados. La extensión de su uso requiere su aprobación por todas las partes interesadas que integran la cadena de producción, además, mercados que demanden la carne de estos cerdos y de actores dispuestos a comercializarla.

Palabras claves: cerdos, GnRH, inmunocastración, vacunas peptídicas (Fuente: MeSH)

 

INTRODUCCIÓN

La castración quirúrgica de los cerdos se realiza desde los años 4000 a 3000 antes de Cristo (Zamaratskaia y Rasmussen, 2015). Los cerdos frecuentemente se castran, antes de los 7 días de edad (Kress, Millet, Labussière, Weiler y Stefanski, 2019), para incrementar su peso, mejorar las cualidades de su carne, facilitar su manejo y eliminar la cría promiscua. También disminuye el riesgo de sabor a verraco en su carne, con la reducción de los contenidos de androstenona (esteroide gonadal) y escatol (producto de la degradación intestinal del triptófano) en el tejido graso (Čandek-Potokar, Škrlep y Zamaratskaia, 2017).

Sin embargo, esta es una práctica controversial en términos de la salud y el bienestar animal (Kress et al., 2019). Los lechones responden a la castración quirúrgica con vocalizaciones específicas (Von Borell et al., 2009) y comportamientos indicativos de dolor (Kress et al., 2019). Después de la castración, aumentan los niveles de cortisol, hormona adrenocorticotrópica (ACTH, por sus siglas en inglés) y lactato, indicadores fisiológicos del estrés (Prunier, Mournier y Hay, 2005). La castración quirúrgica causa heridas (Kress et al., 2019), es irreversible y somete a los animales a riesgos por infecciones, inflamaciones crónicas y complicaciones post-operatorias (Giersing, Ladewig y Forkman, 2006) que derivan en retraso en la producción y pérdidas económicas (Čandek-Potokar, Škrlep y Zamaratskaia, 2017). Además, en la primera semana de vida, la mortalidad es mayor en los cerdos castrados por vía quirúrgica que en los cerdos sin castrar o enteros (6,3 % vs. 3,6 %) (Morales et al., 2017). 

Los cerdos castrados quirúrgicamente consumen en total entre 10 y 15 % más alimento para producir la misma cantidad de carne, y excretan casi 15 % más nitrógeno comparados con los cerdos enteros. Esto resulta en un incremento en los costos de alimentación e impacto ambiental (Lundström, Matthews y Haugen, 2009). Además, aumenta las pérdidas económicas por el elevado contenido de grasa en la canal (Bonneau y Weiler, 2019).

La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE, 2019) recomienda que esta intervención debe realizarse sólo cuando sea necesaria, de tal modo que se minimice cualquier dolor, estrés o sufrimiento del animal. Entre las opciones que ofrece la OIE para fortalecer el bienestar animal están el empleo de machos adultos sin castrar o inmunocastrados, en lugar de castrados quirúrgicamente. La Declaración Europea sobre alternativas a la castración quirúrgica de los cerdos estipula que a partir de 2018 esta se eliminará por completo (EC, 2010).

Una alternativa mínimamente invasiva y atractiva a la castración quirúrgica es la inmunización activa contra la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH, por sus siglas en inglés) de mamíferos (GnRH I), también llamada inmunocastración o castración inmunológica (Zamaratskaia y Rasmussen, 2015). Este procedimiento emplea el sistema inmune de los cerdos para generar anticuerpos contra la GnRH I. Estos suprimen temporalmente las funciones testiculares y evitan el olor sexual en la carne de los cerdos inmunocastrados (EMA, 2010).

Esta revisión examina el estado actual de la inmunocastración como alternativa viable a la castración quirúrgica de los cerdos machos.

 

DESARROLLO

GnRH de mamíferos o GnRH I

La GnRH u hormona liberadora de la hormona luteinizante (LHRH, por sus siglas en inglés) es una molécula clave en el control de la reproducción de los mamíferos (Whitlock, Postlethwait y Ewer, 2019). La GnRH de mamíferos, designada GnRH I (pGlu-His-Trp-Ser-Tyr-Gly-Leu-Arg-Pro-GlyNH2) se aísla por vez primera a partir de hipotálamos de cerdos (Matsuo, Baba, Nair, Arimura y Schally, 1971). Este péptido está estructuralmente conservado en todas las especies de mamíferos, en el tamaño (10 amino ácidos) y en los dominios amino (pGlu-His-Trp-Ser) y carboxilo terminal (Pro-Gly.NH2) (Millar, Pawson, Morgan, Rissman y Lu, 2008).

Regulación del eje hipotálamo-hipófisis-gónadas por la GnRH I

La GnRH I es procesada en las neuronas hipotalámicas a partir de un polipéptido precursor y transportada por los axones hacia los pequeños vasos sanguíneos de la zona externa de la eminencia media. Este péptido se libera en forma de pulsos sincronizados de las terminaciones nerviosas de las neuronas, en el sistema portal hipofisiario. Los vasos sanguíneos que irrigan a la hipófisis anterior, le permiten a la GnRH I llegar hasta allí. En la hipófisis, la GnRH I se une a sus receptores presentes en las células gonadotrópicas para estimular la liberación en la circulación sanguínea de la hormona folículo estimulante (FSH, por sus siglas en inglés) y la hormona luteinizante (LH, por sus siglas en inglés) (Whitlock, Postlethwait y Ewer, 2019).

En los cerdos, la LH estimula la síntesis y secreción de los andrógenos (testosterona y dihidrotestosterona) por las células de Leydig. La testosterona actúa sobre las células de Sertoli y es necesaria para que ocurra la espermatogénesis. Además, la testosterona ejerce un efecto de retroalimentación negativa sobre la secreción de la LH mediante la supresión de la descarga pulsátil de la GnRH I por el hipotálamo. La secreción de la LH también está controlada por otras hormonas como la dopamina y la prolactina (Čandek-Potokar, Škrlep y Zamaratskaia, 2017). La FSH actúa directamente en los túbulos seminíferos de los testículos (células germinales y células de Sertoli) y estimula el inicio de la espermatogénesis, mientras que, en adultos, junto con la testosterona, puede mantener la producción de esperma. Las células de Sertoli producen inhibina que ejerce un efecto de retroalimentación negativa sobre la secreción de FSH por la hipófisis. En los cerdos la hormona de crecimiento también estimula la maduración funcional de las células de Sertoli. Las hormonas tiroideas juegan un papel crucial en el desarrollo normal de los testículos, tanto de las células de Sertoli como las de Leydig (Čandek-Potokar, Škrlep y Zamaratskaia, 2017). La interrelación entre las hormonas producidas por la hipófisis anterior y las gónadas junto a la acción del hipotálamo, desencadenan el comportamiento (monta, agresión, etc.), los caracteres y función sexual, incluida la libido en ambos sexos.

La GnRH I: molécula diana para manipular el eje hipotálamo-hipófisis-gónadas

La manipulación del eje hipotálamo-hipófisis-gónadas centrada en la GnRH I es una herramienta potencial para bloquear la función gonadal en los mamíferos machos y hembras, con el fin de retrasar la pubertad, evitar comportamientos sexuales y agresivos y los olores desagradables en las carnes. Además, se emplea para producir la infertilidad, tratar enfermedades relacionadas con la reproducción y las dependientes de esteroides gonadales, como el cáncer de próstata, cáncer de mama y la endometriosis (Rosenfield y Pizzutto, 2018).

El objetivo de la inmunocastración consiste en desactivar las funciones testiculares y afectar el comportamiento masculino al neutralizar el eje hipotálamo-hipófisis-gónadas. La inmunización activa contra la GnRH I incluye la inyección de un análogo de la GnRH I, que se conjuga a una proteína foránea y combina con un adyuvante (Heegaard, Fang y Jungersen, 2016) para iniciar la formación de anticuerpos que neutralicen la acción de la GnRH I endógena (Zamaratskaia y Rasmussen, 2015). La GnRH I es un hapteno y un antígeno propio. Entre las estrategias para obtener anticuerpos contra esta molécula están generar una o múltiples copias de péptidos análogos de GnRH I que sean vistos como no propios por el sistema inmune. Estos péptidos deben acoplarse a proteínas transportadoras como: el toxoide tetánico, toxoide de la difteria o sus epítopos sintéticos T cooperadores, hemocianina de la lapa californiana (KLH, por sus siglas en inglés), ovoalbúmina (OVA, por sus siglas en inglés) (Gupta y Minhas, 2017) y albúmina de suero bovino (BSA, por sus siglas en inglés). 

Vacunas comerciales para la inmunocastración de los cerdos

En la actualidad, Improvac® y sus marcas globales relacionadas: Improvest® (EE.UU. y Canadá), Vivax® e Innosure®, están disponibles para la inmunocastración de los cerdos (Kress et al., 2019). Esta vacuna se desarrolló en Australia (CSL Limited, Parkville, Victoria, Australia) y es actualmente producida por Zoetis Inc. (antes por Pfizer Ltd.). Su uso se aprueba en Australia y Nueva Zelanda en 1998 para prevenir el olor sexual en la carne de los cerdos.

El ingrediente farmacéutico activo de Improvac® es un péptido análogo incompleto de la               GnRH I que se conjuga al toxoide de la difteria y adyuva con el dietil amino etilo (DEAE)-Dextrano (McNamara, 2014).

Una vacuna similar, Ceva Valora®, que contiene tres péptidos sintéticos como inmunógeno es comercializada por Ceva Animal Health. En esta, la GnRH está covalentemente unida en su extremo N terminal a secuencias de células T cooperadoras. Sin embargo, esta vacuna aún no está disponible en el mercado europeo (EC, 2019).

 

 

Efectos de la inmunocastración en cerdos

Vacunación con Improvac®

A los cerdos se les vacuna con Improvac® dos veces, por vía subcutánea en la base del cuello, justo detrás de la oreja. La primera dosis se administra después de las ocho semanas de edad y la segunda como mínimo cuatro semanas después de la primera dosis y entre cuatro y seis semanas antes del sacrificio (EC, 2019). Cuando la persona que vacuna está bien entrenada y aplica correctamente las dos dosis de Improvac®, casi el 100 % de los animales responden adecuadamente y apenas el 0,3 % requiere una tercera vacunación. La mayoría de estos casos se debe a lo no aplicación de la vacuna (EC, 2019). Un reciente estudio de Kress et al. (2020) concluye que una cuidadosa aplicación de esta vacuna garantiza resultados confiables, aún bajo diferentes condiciones de alojamiento de los cerdos.

Los cerdos que se ceban por un período de tiempo ​​mayor (que se sacrifican a los 14 meses de edad), podrían requerir un régimen de vacunación de tres dosis para asegurar la inactivación eficiente de la GnRH endógena y la eliminación del olor a verraco. Esta tercera dosis se aplica a partir de las 10 semanas posteriores a la segunda dosis y entre 4 y 6 semanas antes de la fecha planificada para el sacrificio (EC, 2019).

La inmunocastración se realiza en el período de finalización para aprovechar todo el potencial de crecimiento de los cerdos enteros hasta la segunda vacunación (Zamaratskaia y Rasmussen, 2015). La primera dosis prepara el sistema inmunológico del cerdo, pero no causa ningún cambio fisiológico relevante en el animal. La segunda dosis estimula al sistema inmune la producción de anticuerpos específicos que supriman la función testicular. El procedimiento de administrar la vacuna, desde una perspectiva de bienestar, es obviamente menos dañino para el cerdo, en comparación con la castración quirúrgica sin anestesia o analgésicos (Nautrup, Vlaenderen, Aldaz y Mah, 2018).

Niveles de testosterona y escatol

Los efectos que provoca Improvac® son reversibles. Las concentraciones de androstenona y escatol disminuyen significativamente entre la segunda y tercera semanas posteriores a la segunda dosis y permanecen así hasta aproximadamente 10 semanas después de la segunda vacunación (EC, 2019). De esta manera los cerdos inmunizados con Improvac® se liberan del olor sexual en sus carnes.

La producción de androstenona se suprime como consecuencia de la atrofia testicular. La disminución de escatol es más probable debido al aumento del metabolismo hepático y su posterior depuración, en ausencia de esteroides testiculares, en particular la androstenona y los estrógenos (Zamaratskaia y Rasmussen, 2015).

 

Características de los órganos reproductivos

Al sacrificio, la vacunación con Improvac® provoca una reducción del peso de los testículos (entre 16 y más de 90 %), glándulas bulbouretrales (entre 50 y más de 90 %) y vesículas seminales (entre 36 y más de 90 %) (Škrlep et al., 2010; Einarsson et al., 2011; Stupka et al., 2017; Sládek, et al., 2018; Kress et al., 2020). Las diferencias reportadas en los pesos de los órganos reproductivos están relacionadas con el momento de inicio y de la segunda vacunación con Improvac® y el tiempo transcurrido entre esta última y el sacrificio (Nautrup et al., 2018; Zoels et al., 2020).

Las vesículas seminales, comparadas con testículos, glándulas bulbouretrales y próstatas, sufren una mayor reducción de su peso en cerdos inmunocastrados. Por esta razón Bonneau (2010) sugiere comprobar la efectividad de la inmunocastración de los cerdos en base al tamaño de las vesículas seminales y no de los testículos.

La observación y/o medición del tamaño y el peso de los testículos, aunque se usan, no se consideran métodos efectivos para determinar la eficacia de la vacunación con Improvac®, debido a la variación del tamaño de los testículos entre los cerdos (Čandek-Potokar, Prevolnik y Škrlep, 2014; EC, 2019). El tamaño de la glándula bulbouretral puede ser un buen indicador del éxito de la inmunocastración (Čandek-Potokar, Prevolnik y Škrlep, 2014). Sin embargo, es una glándula muy pequeña y podría dañarse durante el sacrificio de los animales. El método más seguro para demostrar la efectividad de la inmunocastración es la determinación de la testosterona ya que sus niveles tienden a correlacionarse con los de androstenona.

Comportamiento productivo

Los resultados del reciente meta análisis realizado por Nautrup et al. (2018) que incluye 78 estudios publicados, confirman las ventajas de rendimiento de crecimiento de los cerdos inmunocastrados con Improvac® en comparación con los castrados físicamente y los enteros. Los animales inmunocastrados tienen una mayor ganancia diaria de peso, una conversión alimenticia más favorable y un riesgo similar de olor sexual en la carne, comparados con los cerdos castrados. Estos autores obtienen que los cerdos inmunocastrados tienen mayor peso al sacrificio, comparados con los enteros (aproximadamente 3,0 kg, P < 0,0001) y castrados físicamente (aproximadamente 2,0 kg, P = 0,018). Nautrup et al. (2018) concluyen que el crecimiento óptimo de los cerdos inmunocastrados sólo puede ser obtenido al suministrarles una dieta formulada específicamente para ellos. Además, que estos resultados productivos dependen del tiempo entre la segunda vacunación y el sacrificio.

Bienestar, comportamiento y salud de los cerdos

Los cerdos inmunocastrados con Improvac® se comportan como cerdos enteros (Dunshea et al., 2013) hasta después de la administración de la segunda vacuna y, por lo tanto, muestran una conducta agresiva incrementada. El comportamiento agresivo y sexual son indicadores importantes del bienestar animal, ya que los altos niveles de agresión y monta ocasionan estrés, miedo y lesiones a los cerdos (Rydhmer et al., 2006).

Entre cuatro y seis semanas después de la segunda vacunación, el comportamiento sexual y agresivo (la monta, la lucha, el empuje y la manipulación de la cabeza y cola) se reducen significativamente al nivel de los cerdos castrados quirúrgicamente (Škrlep, Batorek-Lukač, Prevolnik-Povše y Čandek-Potokar, 2014; Karaconji, Lloyd, Campbell, Meaney y Ahern, 2015), debido a los bajos niveles de testosterona y estrógenos. Es por ello, que los cerdos inmunocastrados tienen una menor ocurrencia y severidad de las lesiones cutáneas comparados con los verracos enteros al sacrificio (Rydhmer, Lundström y Andersson, 2010).

La inmunocastración también reduce la frecuencia y severidad de las lesiones del pene en comparación con los cerdos enteros de la misma edad y peso (Reiter, Zöls, Ritzmann, Stefanski y Weiler, 2017; Zoels et al., 2020). Todos estos efectos incrementan el bienestar animal al evitar la castración quirúrgica dolorosa, el riesgo de infecciones, además, de disminuir el estrés, miedo y las lesiones (Kress et al., 2019; Weiler y Bonneau, 2019; Zoels et al., 2020).

Las reacciones adversas más frecuentes relacionadas con la administración de Improvac® son la inflamación en el sitio de inyección, la que se resuelve gradualmente, aunque puede persistir entre el 20 y el 30 % de los animales por más de seis semanas, y un aumento temporal de la temperatura rectal de unos 0,5 °C durante las 24 horas siguientes a la vacunación (EMA, 2009). Estas reacciones pueden evitarse o minimizarse si la vacunación se realiza por personal previamente entrenado y de acuerdo a las especificaciones de su productor (Kress et al., 2019).

Impacto ambiental

Improvac® no contiene productos químicos ni agentes microbiológicos que representen un riesgo para el medio ambiente. Además, los cerdos vacunados no excretan metabolitos de Improvac® (EMA, 2010).

La mejora de la conversión alimenticia implica que los cerdos vacunados con Improvac® producen menos heces al año que los castrados quirúrgicamente (De Moraes et al., 2013). Esto reduce el impacto medioambiental de la producción porcina, al disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, la cantidad de nitrógeno y fósforo de las heces. Los cerdos castrados con Improvac® tienen un potencial de calentamiento global 3,7 % y 5,0 % menor por kg de peso vivo y por kg de carne, respectivamente, comparados con los castrados físicamente (De Moraes et al., 2013). La inmunocastración del cerdo contribuye a desarrollar una producción porcina sostenible (Kress et al., 2019; Morgan et al., 2019).

 

Ventajas económicas

En Europa, una dosis de la vacuna Improvac® cuesta entre 1,4 y 1,5 euros (EC, 2019). Los costos adicionales de vacunación, mano de obra y alimentación se compensan con más ingresos al incrementar la producción de cerdos por lugar y año (Kress et al., 2019).

Los datos de rendimiento de 12 estudios realizados en EE.UU. estiman que la vacunación con Improvest® tiene una ventaja potencial para el productor de 10,32 USD por animal. Para los empacadores el rendimiento esperado es de 5,04 USD por canal y se asocia con un aumento de la carne magra (Buhr et al., 2013). En un reciente estudio, Morgan et al. (2019) concluyen que las propuestas de alternativas amigables con el bienestar animal, entre ellas la inmunocastración de los cerdos, pueden resultar económicamente ventajosas para el mercado porcino de EE.UU.

Situación en el mundo con la inmunocastración de los cerdos

En el año 2013 se estimó (De Moraes et al., 2013) que el 95 % de los cerdos en el mundo eran castrados físicamente para eliminarles el olor a verraco. Entre 2015 y 2018 se duplicó la cifra de cerdos inmunocastrados en el mundo (Kress et al., 2019) lo que demuestra que la aplicación de esta tecnología está en crecimiento.

En 2010 se acordó la “Declaración Europea sobre alternativas a la castración quirúrgica de los cerdos”. Esta Declaración estipula que, a partir del 1 de enero de 2012 la castración quirúrgica de estos animales, sólo se realizará con analgesia y/o anestesia y a partir de 2018 se eliminará por completo (EC, 2010). Sin embargo, la mayoría de los países de Europa aún realizan la castración quirúrgica de los cerdos sin anestesia ni analgesia (Backus, Higuera, Juul, Nalon y de Briyne, 2018).

El estudio realizado por De Briyne, Berg, Blaha y Temple (2016) en 24 países de Europa, reconoce que sólo el 2,7 % de los cerdos son inmunocastrados, 36 % no se castran y el 61 % son castrados quirúrgicamente (con analgesia y anestesia 5 %, sólo con analgesia 41 % y sin anestesia ni analgesia 54 %). Eslovaquia y Bélgica tienen los porcientos estimados más altos de cerdos inmunocastrados, 10 y 18 %, respectivamente. Dieciocho países europeos castran quirúrgicamente 80 % o más de sus cerdos. España, Noruega, República Checa, Rumania y Suecia reportaron un ligero incremento de los cerdos inmunocastrados en los últimos 3 a 5 años.

La producción de cerdos enteros para el consumo de carne es relativamente reciente para la mayoría de los países de Europa, excepto Reino Unido, Irlanda, España y Portugal que producen entre 80 y 100 % (Tabla 1). En los últimos años también se incrementó la producción de estos animales en Alemania, Bélgica, Francia y Países Bajos (Backus et al., 2018).

 

 

 

 

 

Tabla 1. Porcientos de cerdos comercializados enteros, inmunocastrados y castrados por cirugía en 24 países de Europa (Backus et al., 2018).

País

Cerdos enteros, %

Inmuno- castrados, %

Castrados por cirugía, %

Población porcina

   x 1000, cabezas

Austria

5

0

95

2846

Alemania

20

<1

80

27 600

Bélgica

8

15

80

6351

Checa, R.

5

5

90

1548

Dinamarca

<2

0

>97

12 402

Eslovaquia

0

10

90

637

Eslovenia

1

0

99

288

España

80

5

15

28 500

Estonia

0

0

100

359

Finlandia

4

0

96

1258

Francia

22

<0,1

78

11 835

Hungría

1

0

99

2935

Irlanda

100

0

0

1468

Islandia

0

0

99

36

Italia

2

5

93

8561

Letonia

0

0

100

368

Luxemburgo

1

0

99

90

Noruega

<1

6

94

1644

Países Bajos

65

0

35

12 013

Portugal

85

2,5

12,5

2014

Reino Unido

98

<1

2

4383

Rumania

0

5

95

5180

Suecia

1

9

90

1354

Suiza

5

2,5

92,5

1573

Total

34,0 %

2,8 %

63,0 %

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Backus et al. (2018) obtienen en las encuestas a los expertos europeos que el 63 % de los cerdos son castrados, la mayoría de ellos sin anestesia ni analgesia, el 34 % no se castran y sólo el 2,8 % son inmunocastrados (Tabla 1). Estos resultados son similares a los de De Briyne et al. (2016). En el estudio de Backus et al. (2018) se evidencia que aún existen grandes diferencias entre los países de Europa relativo a la producción del cerdo. La mayoría de estos todavía no ponen fin a la castración quirúrgica e incumplen con la Declaración Europea sobre alternativas a la castración quirúrgica de los cerdos. En la actualidad esta situación se mantiene similar (Kress et al., 2019).

En resumen, varios países europeos han comenzado a sustituir la castración quirúrgica por la producción de cerdos enteros y/o inmunocastrados. Sin embargo, en la mayoría de ellos, aún predomina la castración quirúrgica.

En EE.UU. la inmunocastración de los cerdos no ha sido aplicada extensivamente (Rueff, Mellencamp y Pantoja, 2019). En Australia, Brasil y Nueva Zelanda la inmunocastración está más extendida. En Australia y Brasil se emplea en más del 50 % de los cerdos (Čandek-Potokar, Škrlep, y Zamaratskaia, 2017; Mancini, Menozzi y Arfini, 2017; D’Souza, Hewitt, y van Barneveld, 2018). La prohibición de sacrificar los cerdos enteros en Brasil (Decreto No. 9.013, Brasil), entre otros factores, favorece una mayor generalización del uso de la inmunocastración.

Por qué la inmunocastración no está tan extendida

La vacuna Improvac® está aprobada en más de 60 países (Zamaratskaia y Rasmussen, 2015), entre ellos, Brasil, la Unión Europea (2009), Japón (2010), China (2010) y EE.UU. (2011). Sin embargo, en la práctica su aplicación es aún limitada.

En Europa su uso es escaso, ya que la percepción de la inmunocastración es muy heterogénea entre los países (Mancini, Menozzi y Arfini, 2017). Además, existe una baja aceptación de este procedimiento por parte del mercado porcino (Aluwé, Tuyttens y Millet, 2015a; Kress et al., 2019). Por su parte, los productores de cerdos muestran desconfianza en que esta alternativa prevenga el olor sexual en la carne y en su eficiencia económica (Aluwé, Vanhonacker, Millet y Tuyttens, 2015b). Además, les preocupa la facilidad para utilizar la inmunocastración en diferentes sistemas productivos (Čandek-Potokar, Škrlep y Zamaratskaia, 2017). En este estudio la mayor preocupación de los productores es el riesgo de la auto inyección accidental. Estos accidentes pueden producir en las personas que administran Improvac® los mismos efectos que se observan en los cerdos y sus consecuencias son mayores tras otras dosis accidentales. Sin embargo, la incidencia de una auto inyección accidental después de usar más de 7 millones de dosis de Improvac® es de 0,00004 % (EMA, 2010). Para minimizar este riesgo, esta vacuna sólo debe administrarse con el dispositivo de seguridad que suministra su productor y por personal debidamente entrenado.

Otro de los inconvenientes para extender el uso de la inmunocastración se relaciona con el temor a su aceptación por parte de los consumidores (Kallas et al., 2013; Škrlep, et al., 2014; Aluwé et al., 2015b). Los consumidores europeos se consideraban más prudentes y conservadores. Sin embargo, estudios realizados en Suiza, Noruega y Bélgica indican que ese temor puede estar sobrevalorado y que los consumidores adecuadamente informados la aceptan (Čandek-Potokar, Škrlep, y Batorek Lukac, 2015).

Por otra parte, la generalidad de los consumidores no está bien informada sobre el olor sexual en la carne de cerdo, las alternativas para prevenirlo, entre ellas, la inmunocastración y sus beneficios (Kallas et al., 2013; Škrlep et al., 2014; Mancini, Menozzi y Arfini, 2017). Sin embargo, los consumidores informados sobre sus beneficios expresan una elevada aceptación y preferencia por la misma en comparación con la castración física, aun cuando la carne de los cerdos inmunocastrados es más costosa (Zamaratskaia et al., 2008; Vanhonacker y Verbeke, 2011).

Las encuestas realizadas por Di Pasquale et al. (2019) muestran que en los consumidores italianos predomina una percepción positiva sobre la inmunocastración, con un relativamente bajo nivel de percepción de riesgo y una buena disposición para pagar más por la carne de estos cerdos. El nivel de información suministrado sobre este procedimiento no afecta la percepción de los consumidores.

En el estudio de Mancini, Menozzi y Arfini (2017) la mayoría de los consumidores desconfía de la seguridad de los alimentos elaborados de carne de cerdos inmunocastrados. La Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) concluye que la carne de cerdos vacunados con Improvac® es totalmente inocua para el consumo humano (EMA, 2010). Esta vacuna no es activa cuando se ingiere, no deja residuos en la carne de cerdo que pudieran afectar a la salud humana y no muestra actividad hormonal. Por su parte, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) determina que la carne de cerdos vacunados con Improvest® es segura para la alimentación, ya que no contiene residuos que puedan afectar la salud humana (FDA, 2011).

 

CONCLUSIONES

La inmunocastración es una alternativa segura, comercialmente factible, amigable con el bienestar animal y viable para la producción sostenible de cerdos, ya que favorece la calidad de la carne, la rentabilidad económica y la protección del medio ambiente. No obstante, su aplicación es escasa y aún predomina la castración quirúrgica en la mayoría de los países. Es una tecnología relativamente reciente, su aceptación, introducción y extensión pueden generar incertidumbres y resistencia por parte de los actores de la cadena de producción porcina. Esta nueva práctica impone cambios en la cultura de los productores con relación a la crianza y exige de ellos mayor disciplina tecnológica para obtener los beneficios esperados. La generalización de su uso requiere de su aprobación por las partes interesadas que integran la cadena de producción, la compensación a los productores de los costos adicionales por la compra y administración de la vacuna, de mercados que demanden la carne de estos cerdos y actores dispuestos a comercializarla.

REFERENCIAS

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Conflicto de intereses

El autor declara que no existen conflicto de intereses.